Sorolla, su luz y la moda

                 Chicos en la playa. Autor Joaquín Sorolla. Museo del Prado (Madrid)

Joaquín Sorolla, anticipando por lo que sería recordado en el futuro, el mar, nació sobre el antiguo barrio de pescadores de Valencia. El destino nadie sabe dónde nos llevará y los primeros años de Sorolla no fueron fáciles, llevándoles por caminos inexcrutables. Su padre se había trasladado desde Teruel a Valencia para labrarse un porvenir con una tienda de tejidos. Allí su madre contrae el cólera y fallece. Su padre no pudiendo superar el dolor, a los tres días muere. A raíz de esta desgracia, su tía Isabel, casada con un cerrajero, se hace cargo de él y de su hermana pequeña.

 Al ingresar en la escuela, el director del colegio se sorprende de la facilidad para el dibujo del niño y recomienda a sus tíos que lo inscriban en clases nocturnas de dibujo. Su tío, muy práctico, piensa que "ser artista es un negocio de corazón caliente y estómago frío" y le enseña su oficio de cerrajero, por si acaso. 

Con 17 años (1880) gana un premio con el óleo "Moro acechando la ocasión de venganza". Este cuadro llama la atención de un fotógrafo llamado Antonio García, que le contrata para iluminar sus fotografías. Pasados ocho años, este jovencito se casará con la hija del fotógrafo, su amada Clotilde. Podéis verla  en la foto inferior junto con el vestido del cuadro.

Siguiendo el gusto de la época que, en ese tiempo buscaba "el sentimiento trágico de la vida" y que según  comentarios de Sorolla en que decía "Aquí es necesario un muerto" , presenta en 1884 "El dos de mayo" , lienzo que le compró el Estado. Por otra parte, la Diputación Provincial de Valencia crea una estancia de pensionado en Roma por tres años, para el ganador,  de tema obligatorio "El grito del Palleter". El tema trataba del desafío de un vendedor de pajas al mismísimo Napoleón. 

Comienza a ser muy reconocido y se decide a realizar su primera exposición individual en París en 1906. A la exposición se lleva 500 cuadros. Allí, por fin, es reconocido y el crítico Rochefort, nombre que parece salir de los tres mosqueteros, escribe "Un magnífico pintor ha nacido, desgraciadamente no en Francia". En esa exposición vendió 60 cuadros, dato muy positivo. De ahí, pasó a exponer en Berlín, Londres, donde Ramiro de Maeztu, corresponsal en Londres, no le dedica grandes elogios. Y,  ¡por fin en Nueva York le llega el éxito con mayúsculas!. Realiza una segunda exposición en Estados Unidos, esta vez en Chicago. El delirio por el pintor se desborda. Pasan por la exposición más de 100.000 personas. 

La Hispanic Society le encarga el proyecto más ambicioso, decorar el gran salón de su  biblioteca con cuadros que representen las distintas regiones españolas. Este proyecto le lleva 8 años y la región de España que deja mayor huella en él es Castilla. 

A Sorolla le gustaba ir a la moda, así como que su mujer e hijas hicieran lo propio. Tuvo como amigo a Mariano Fortuny y Madrazo, pintor, inventor de éxito y también diseñador de telas y vestidos. Uno de estos vestidos, El Delfos fue regalado a su hija, pero, en lugar del azul como el de la fotografía, en tono amarillo. Podéis verlo en la foto inferior izquierda. 

Este modelo, Delfos, era objeto de deseo de cualquier jovencita de la alta sociedad y supuso una sorpresa muy agradable para su hija Elena. Es una prenda de seda que se basa en el arte griego y que recuerda la túnica que luce la escultura del Auriga de Delfos.

 Los avances de la mujer en esos tiempos  se reflejaban en su vestimenta y Sorolla, como notario icónico, hace que esas prendas se puedan observar en sus lienzos.

El enfoque de la moda en Sorolla puede ser contemplado en el Museo Thyssen-Bornemisza como exposición temporal. Resulta curioso observar a este genial pintor desde este punto de vista que, desde luego no es habitual.