Danzad, danzad, abejitas...

Aunque llevo poco tiempo, venía dándole vueltas sobre escribir un pequeño artículo en relación a este mundo laboral que nos ha tocado vivir; cada persona es un microcosmos, sin duda, aderezado de experiencias, unas buenas y otras desagradables, e incluso algunas extrañas, que conforman y modulan nuestra personalidad y actitudes a la hora de tomar decisiones y aconsejar a otros. (bien en lo laboral, como en lo personal).

No voy a descubrir ni comentar nada nuevo, pero fijándome en la estructura de esta red que rinde homenaje a estos asombrosos insectos, me gustaría  meditar un poquito acerca de sus costumbres y cualidades de las que, estoy seguro, harán que miremos la vida, las decisiones, el trabajo, y nuestra perspectiva y aspiraciones y proyectos, de otra forma distinta...

Allá voy.

¿Cuánto tiempo vive una abeja? Eso no es lo importante, ni la abeja se lo plantea... En una enciclopedia de consulta leemos: " La abeja es famosa por su comportamiento altamente organizado y enfocado en el trabajo". Esto me interesa; independientemente de cómo vaya el mundo, la abeja desde que nace, tiene programado un tiempo y quehaceres definidos. Hace lo que tiene que hacer, y lo hace muy bien. No hace lo que le gustaría, pero seguro que disfruta de la variedad de flores y del gusto, además de contribuir a la polinización.

El que vea de una forma u otra, es irrelevante.

Nosotros debemos de aprender y seguir practicando cada día, porque no sabemos el tiempo que vamos a vivir, pero sí sabremos qué es lo que vamos a hacer con ese tiempo (aprender cosa nuevas, seguir "revoloteando", enriquecer nuestro currículum, realizar cursos, ampliar nuestras redes y conocimientos). No hay tiempo para la falta de previsión, desorden y desorganización, para rencores, odios o despechos; el pasado es inmóvil, pleno de recuerdos que nuestro cerebro terminará por desvirtuar de alguna manera, y el futuro siempre se podrá escribir, por muchas tragedias que hayan salpicado anteriormente. Las abejas solo son "agresivas" cuando tienen que serlo, ante amenazas, por ejemplo, pero no son parásitos... 

Antes de nuestra abejita hubo otras haciendo lo mismo, y cuando ésta se marche, lo hará sabiendo que ha cumplido, dejando "pavimentada" una estructura eficaz para sus futuras criaturas...

Quizás sea este el motivo por el que decido escribir esta reflexión.

Abejas hay de todas clases y tamaños, pero su aspecto es inconfundible; a nosotros también nos deberán de reconocer por lo que somos realmente, aunque siempre guardaremos un as bajo la manga, no para hacer ruido con vanidad estúpida, sino con recursos que nos ayuden y aporten algo a los demás. Ya hay demasiados "zánganos falsos" en los trabajos (y nuestro digno zángano de la colmena también hace lo que tiene que hacer, aunque se haya desvirtuado el uso y sentido del término...). El tiempo pone a cada uno en su lugar..

Al igual que nuestra abeja comunica con una danza en la colmena, el lugar y distancia de las flores, que seamos capaces a través de este medio de aconsejar, orientar, emplear, notificar cualquier recurso, empleo, ensayo, reflexión, consejo, idea que ayude a los demás. ¡Y que dulce sabe el fruto del trabajo! ¿Verdad?

Nuestra sociedad se construye con personas, y las colmenas con abejas.

Hasta aquí mi agradecimiento y... 

Ya sabéis:

Danzad, danzad, no paréis, abejitas.

 

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