La enfermedad del olvido

Para aquellos que hemos tenido y sufrido de cerca la enfermedad del olvido, sin duda es la enfermedad más terrible, es una de las más devastadoras que una persona pueda enfrentar y no solo para el paciente, sino para sus familiares y amigos.

Sí me refiero al Alzheimer, esa enfermedad tan injusta que hace que uno se olvide de lo bueno y de lo malo que ha hecho en su vida, del amor y el cariño que ha dado y recibido, y  de todo lo que ha construido. Esa enfermedad que también la sufre la familia, que ve cada día como va siendo olvidada y se resiste contándole al paciente lo que ha hecho en el día, y como no recordándole momentos pasados, aun sabiendo que no lo va a recordar, pero que supone para el ese nexo de unión y cariño.

Van pasando los meses y el paciente aun teniendo "salud", no te recuerda, piensas todo lo que os estáis perdiendo juntos y como te gustaría compartirlo con él o ella. A veces crees ver esa mirada de comprensión e incluso se le escapa una un comentario coherente o tu nombre, y te recorre una alegría por todo el cuerpo, pero te das cuenta que ha sido un segundo de lucidez. Y aun así es suficiente.

Lo que si te das cuenta que responde a estímulos afectivos como, un beso, un abrazo, una sonrisa, en definitiva a las muestras de cariño, Se le ilumina la cara y eso también es reconfortante para ti.

Con el tiempo al igual que se olvida de su pasado, cuando la enfermedad avanza, también hace que se olvide de otras funciones básicas como la de andar, comer,….No causa la muerte, sino que el fallecimiento se debe a complicaciones asociadas.

Hay muchos estudios sobre el Alzheimer pero todavía no hay nada concluyente. Se suministra medicación que ayuda a alargar el proceso de pérdida de memoria, pero aun así es algo inevitable hoy por hoy.

Muchos dicen que si ejercitamos la mente esto ayuda a no padecer la enfermedad, yo no voy a decir lo contrario, pero he conocido varios casos por desgracia en la familia que no dan la razón justamente a esta teoría.

Otro caso que conocí de primera mano y me imagino muchos conoceréis, fue el de Adolfo Suarez, que al padecer la enfermedad, no recordaba que fue presidente del Gobierno y no conocía a nadie. Siendo aún joven se le olvido quien era y lo que hizo, fue terrible sin duda.

Yo que he experimentado todas estas sensaciones, como muchos otros, lo único que os puedo decir es que es un largo camino que sólo se puede hacer desde el cariño al enfermo y la comprensión de la enfermedad.

Fernando Santa Isabel