Cuarto mandamiento: intégrame por favor

No solo es montañero el que sube el Everest, también lo es aquel que va todos los domingos a la montaña y simplemente camina por ella.

Por eso, para integrarme no es necesario que hagas 23 maratones con una camiseta que ponga Reflexiones de una persona con autismo o que crees una fundación con el nombre de Ayudemos a Lucas.

La integración empieza por tu círculo más cercano, por pequeños detalles que puedes hacer en tu día a día y que servirán para que mi diferencia con el resto cada vez sea mejor entendida por todos.

Integrarme es por ejemplo: intentar que tu hijo se acerque contigo y me intente dar un abrazo o que tú intentes jugar conmigo haciéndome cosquillas. Mira, incluso se me ocurre que cuando te vayas a presentar, me hagas una presentación con pictogramas para saber quién eres; bueno, esto último es para gente brillante, pero seguro que alguien lo hace algún día.

Lo que no es integrarme es tratarme diferente que al resto de niños de mi edad, es decir no hacer las mismas cosas que se hacen con el resto.

Son detalles, simplemente detalles que pueden ayudar mucho.

Si vamos a comer un grupo de adultos......Sigue leyendo.....:)

Fotografía: David Martín Alonso

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