Mi futbol, El misil.

Casi 40 años desde aquel día.

Argentina se había proclamado campeona del mundo. Mario Alberto Kempes (El matador) fue máximo goleador de la competición y habíamos estrenado nuestra primera televisión en color para la ocasión. Época de la Martona y las alertas OVNI de Antonio José Ales escuchadas en un pequeño transistor que amanecía sin pilas, pero que hasta la noche recuperaba de forma mágica las energías.

Por caminos de monte se podía llegar a los terrenos de entrenamiento del Valencia CF. Así que preparamos la excursión para ver uno de los primeros días de trabajo de la temporada.

Simbiosis Balón y bicicleta con las chicharras acompañando al calor sofocante. Paradas para beber y llegada.

Estábamos fuera detrás de una portería y algo más elevados que el campo. Desde allí veíamos a nuestros ídolos e iban a iniciarse la tanda de disparos a puerta…

Recuerdo girar despacio mi cabeza fijándome en un esférico algo lejano, una bota se acerco y lo convirtió en un misil pierna/cara cada espacio aproximado de dos metros se elevaba de golpe unos centímetros, parecía oprimir el aire a su alrededor y crear ese raro efecto que produce el calor en superficies como el asfalto. La trayectoria era directa hacia mi cara, no recuerdo si producía sonido, no podía oír, no era capaz de reaccionar…

Afortunadamente la alambrada me libro de una decapitación temprana. Había pasado por mi cabeza intentar la técnica del Barón de Münchhausen, hubiera sido un desastre. No tengo claro si es posible cabalgar sobre un balón como si de un proyectil artillero se tratara. El murmullo de admiración del resto de aficionados acalló mi taco.

Créeme Clemence nadie como yo te entiende, no fue un fallo, se trataba de salvar la vida.

Imagen propia. Campo de El Plantio en La Cañada (Paterna)

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