España y el complejo de inferioridad innovadora

Falta de  cultura de liderazgo

En España hay una costumbre no escrita que es aquello de: "ya lo hará otro, ¿para qué me voy a enmarronar?". Este motivo viene estrechamente ligado al anterior. Alguien que se siente inferior difícilmente podrá sacar el valor necesario para tomar decisiones e intentar hacer realidad tus proyectos. Esta falta de liderazgo es socio-cultural, no hay más que mirar nuestro papel en la Unión Europea: España se lava las manos y exige a Francia y Alemania que sean ellos los que definan los que "partan el bacalao". Y luego se queja porque no está de acuerdo. Cuando dejas de percibirte a ti mismo como alguien inferior, y te sientes reflejado en alguien exitoso, empiezas a pensar, ¿y por qué yo no? ¿Por qué no voy a ser el próximo Steve Jobs o Mark Zuckerberg? Fuera complejos, manos a la obra.

El miedo al fracaso (o al éxito)

El miedo, esa gran barrera psicológica que te frena y evita que cometas locuras, sí, aunque también es responsable de que no te atrevas a salir de la rutina y romper con lo establecido. Y si no haces nada nuevo, difícilmente podrás innovar. La mayoría piensa en el temor a fracasar, el más común, pero también existe el miedo a triunfar, muy ligado con el complejo de inferioridad y la falta de autoestima. En este otro caso aparece precisamente cuando alguien tiene éxito y fracasa por el mero miedo a defraudar y no cumplir sus altas expectativas. Ante esta situación, en ocasiones la persona tiende a no arriesgarse, no vaya a ser que "muera" de éxito (toda una paradoja).

Pero no hay que desesperar. Aunque haya nubarrones y nos lo pongan difícil, podemos cambiar la situación haciendo frente a todos ellos. ¿Cómo? Trabajando, trabajando y trabajando. Atreviéndonos. Arriesgándonos. Yendo más allá, fuera complejos de inferioridad, tenemos las mismas oportunidades que cualquier individuo del mundo. Suena fácil, no lo es, pero si realmente nos lo proponemos, seremos capaces. Y más aún aprovechando las facilidades que nos ofrece la tecnología.

Aunque el panorama es desalentador, empieza a verse la luz a final del túnel y ya empiezan a surgir casos de éxito. No es por "barrer" para casa, pero qué mejor ejemplo que beBee. En apenas un año, más de 10 millones de usuarios en una red social diferente, única, especial. Lo bueno que tienen estos ejemplos es que despiertan el entusiasmo por querer innovar en otras personas. Cuando vemos que alguien es capaz de llegar a lo más alto, empezamos a visualizar si nosotros también podríamos conseguirlo. Otro dato alentador: un reciente estudio elaborado por Educa2020 afirma que el porcentaje de jóvenes españoles que quieren ser emprendedores está aumentando de forma significativa, de hecho un 20% de recién licenciados se plantea como primera opción crear su propia empresa. Algo lógico teniendo en cuenta las actuales condiciones del mercado laboral, pero también muy de agradecer, porque contribuirá al crecimiento de la cultura emprendedora.

Fuera miedos; adiós complejos; tirémonos a la piscina. ¡A innovar!