LUNA DE MEDIA NOCHE

En el atardecer de un día ya cansado y casi nublado, se ve como llegas pronto, traslucida y apresurada, a ser la calma que poco a poco aplaca el bullicio de la jornada.

Para algunos eres esplendor, magia, admiración e inspiración como el viendo ligero que refresca las primeras horas de la mañana y trae consigo  la esperanza de un gran día. Eres sinonimo de descanzo pero también de anecdotas que para ese momento  ya solo existen en la mente del pensador. Otros ante ti reflejan su tristeza, desilusión, desengaño e incertidumbre. Para mi eres como la sabiduría de un niño, el conocimiento y la verdad. ¡Sí… tu!, luna terca de viento inspirador! que vas ganando intensidad a medida que avanza la noche, hasta que en un punto vuelves a descender y desapareces nuevamente traslucida y apresurada.

En un mundo rápido, profundo, sagaz, sí..quizá un poco áspero, pero indudablemente  movido por emociones, lleno de esperanza y clamor, de claridad y obscuridad que parece mostrar al mismo tiempo la grandeza y la mezquindad del ser humano.  Me atrevería a decir que simplemente una travesía ilusoria pero que parece tan real como cuando intento por un instante atraparte y simulo tenerte en mis manos. Entonces ya no puedo juzgarte, ni criticarte.

Donde el miedo a la muerte es común a cada hombre sobre la tierra, una constante que sin ninguna explicación aparente alcanza a algunos, acaricia y susurra lentamente al oído de otros que se van despidiendo como con un grito seco y silencioso.  Así aparece ella de vez en cuando, tan natural, con su mirada fría y calculadora sentada en su mecedora vieja y rechinante mirándome fijamente desde el otro lado de la habitación, con su mirada inquisidora como desafiándome, para tentar mi reacción en su contra, mientras en su presencia intento llenarme de confianza, pero ella sabe perfectamente que ya sé que en el fondo es completamente inofensiva, como el  primer aliento
de un cachorro de león recién nacido que marca el inicio de un nuevo comenzar. Todo bajo tu mirada, luna de caminante nocturnos y verdades ocultas.

Donde el amor  es aquello que puede cambiar ese mundo que aún habita en mis ojos y parece ser la única cura aparente a esa locura de insensatez y estupidez, puro ego, que en el fondo no es más que el miedo invisible a perder algo que de todas formas no se tiene y nunca se tendrá, o al menos no de esa manera. Donde abunda la súplica constante de aquellos que sin darse cuenta carecen del valor para simplemente pedirlo, o darse cuenta que lo necesitan. ¡Sí!, ¡otra vez tú!... luna radiante de amantes errantes sin tiempo y circunferencia perfecta.

Ya pasada la media noche y lejos de ser intimidante el silencio que recorre las calles,  que de alguna manera es el mismo silencio  que me conecta a ti y me muestra que soy parte de ti y  tu estas en mí,  a sabiendas que en algún momento no te veré como siempre lo he hecho, o al menos no por un breve instante, por eso quien mejor que tu luna de media noche para darme tu mano,  mostrarme  la manera de vivir sin tiempo, enseñarme claramente la esencia de tu belleza, y por supuesto hacerme amar, claro está que de manera consciente, como a los amantes que se rinden ante tu hechizo…