REDES SOCIALES: LO QUE UNA VEZ NOS UNIÓ, HOY NOS SEPARA.

Las redes sociales han cambiado y siguen cambiando la forma en que nos comunicamos. Parece ser qué  lo que una vez acortó distancias conectó amigos, desconocidos, familiares y sobre todo nos  unió en pro de unos ideales de cambio, hoy tristemente nos separa. 

Aunque no siempre fue así, durante un tiempo el Internet,  especialmente las redes sociales,  fueron  vista de manera esperanzadora, como un espacio que podía ser guiado  por el activismo de la sociedad civil,  para acelerar la caída de un régimen político autoritario y que por supuesto encontraba en la red un magnífico aliado para la libertad de expresión,  como por ejemplo lo sucedido en Tunez en 2011, la revolución de los jazmines.  En ese entonces se consolidaba como una plataforma de ciberdicidentes valientes dispuestos a alzar su voz y manifestar su descontento popular a través de las nuevas tecnologías.

Pero actualmente  las cosas han cambiado. Podría explicarse de la siguiente manera. Hoy en día  existen dos variables que pueden influir de manera sustancial en el análisis de las plataformas digitales, la primera de ellas hace referencia a que la cultura de redes sociales  está conformada por el comportamiento del usuario que, a su vez, no tiene claro que es lo quiere, porque dice una cosa y actúa de una manera totalmente distinta.

La segunda variable apunta a que si a lo anterior, le agregamos el hecho de que no existe un  mecanismo a nivel mundial que  contrarreste efectivamente  el extremismo en línea lo que nos queda como resultado es quedar a merced de grupos organizados que quieren esparcir odio y violencia en el mundo.

En definitiva tomando en consideración estas variantes, podemos decir, que las redes sociales en este momento se convierten en un espacio ideal para promover el terrorismo, el racismo, la misoginia y por ahí derecho favorecer la polarización, la manipulación, las conversaciones sin argumentos sólidos que olvidan totalmente el diálogo civilizado y reflexivo, dejando que entren en escena como protagonistas  toda clase de personajes mezquinos a los que algunos llaman trolls.

Sin embargo, han surgido otras plataformas de medios sociales alternativas que tratan de suplir los inconvenientes que dejan hoy otras redes. Buscan incentivar un dialogo entorno al respeto, la tolerancia, las discusiones con argumentos no a la pelea y sobre todo a la reflexión. Pero aún  no tiene mucha fuerza. 

Si bien puede parecer  un escenario completamente desalentador en el fondo pueda que no lo sea, tal vez sea bueno, puede ser la oportunidad que necesitamos para mejorar. Si analizamos a fondo el internet nos damos cuenta que tiene muchas ventajas pero también desventajas, aunque las últimas muy graves por supuesto, como por ejemplo una cultura de redes utilizada de manera inapropiada.

En otras palabras dibujar un panorama completamente sombrío alrededor de las redes sociales no facilita una solución, al contrario puede ser perjudicial. No hay que caer en los extremos, pues sería como asegurar que un utensilio tan básico en cualquier cocina cómo un cuchillo, solo pueda ser utilizado para hacer daño. El problema no está en las redes sociales sino en el uso que  se les da, es decir,  en las personas y en la era digital todo lo que pasa en la red tiene repercusiones en la vida no digital.